LA BIENAL DE VENECIA // LA LECHE DE LOS SUEÑOS
La leche de los sueños toma su título de un libro de Leonora Carrington -1917-2011- en el que la artista surrealista describe un mundo mágico en donde la vida se reinventa constantemente a través del prisma de la imaginación, un mundo en el que todos podemos cambiar, transformarnos, convertirnos en algo o en alguien más. La exposición The Milk of Dreams nos lleva a un viaje imaginario a través de las metamorfosis de los cuerpos y las definiciones de lo humano.
La exposición se basa en muchas conversaciones con artistas que tuvieron lugar en los últimos meses. Las preguntas que fueron surgiendo parecen captar este momento de la historia, en el que la propia supervivencia de la especie está amenazada, pero también resumen las dudas que impregnan las ciencias, las artes y los mitos de nuestro tiempo. ¿Cómo está cambiando la definición de lo humano? ¿Qué constituye la vida y qué diferencia a los animales, las plantas, los humanos y los no humanos? ¿Cuáles son nuestras responsabilidades para con el planeta, otras personas y otras formas de vida? ¿Y cómo serían la vida y la Tierra sin nosotros?.
Estas son algunas de las cuestiones que guían esta edición de la Bienal de Arte, que se centra en tres áreas temáticas en particular:
- la representación de los cuerpos y sus metamorfosis
- la relación entre los individuos y las tecnologías
- la conexión entre los cuerpos y la Tierra.
A medida que los visitantes avanzan por la exposición en el Pabellón Central y la Cordería, se encuentran con cinco secciones históricas más pequeñas: constelaciones en miniatura de obras de arte, objetos encontrados y documentos, agrupados para explorar ciertos temas clave. Concebidas como cápsulas de tiempo, estas muestras dentro de la exposición proporcionan herramientas adicionales de investigación e introspección, tejiendo una red de referencias y ecos que vinculan obras de arte del pasado -incluyendo importantes préstamos de museos y selecciones no convencionales- con las piezas de artistas contemporáneos en el espacio circundante. Este enfoque amplio y transhistórico rastrea parentescos y afinidades entre métodos y prácticas artísticas, incluso entre generaciones, para crear nuevas capas de significado y tender un puente entre el presente y el pasado. Lo que surge es una narrativa histórica que no se construye en torno a sistemas de herencia directa o conflicto, sino en torno a formas de simbiosis, solidaridad y hermandad.
La leche de los sueños fue concebida y organizada en un periodo de enorme inestabilidad e incertidumbre, ya que su desarrollo coincidió con el estallido y la propagación de la pandemia del Covid-19. La Biennale di Venezia se vio obligada a aplazar esta edición un año, algo que sólo había ocurrido durante las dos guerras mundiales desde 1895. Por ello, el hecho mismo de que esta exposición pueda abrir sus puertas es algo extraordinario: su inauguración no es precisamente el símbolo de la vuelta a la normalidad, sino el resultado de un esfuerzo colectivo que parece casi milagroso. Durante estos interminables meses frente a la pantalla, he reflexionado sobre el papel que debe desempeñar la Exposición Internacional de Arte en esta coyuntura histórica, y la respuesta más sencilla y sincera que he podido encontrar es que la Bienal resume todas las cosas que tanto hemos echado de menos en los dos últimos años: la libertad de conocer a gente de todo el mundo, la posibilidad de viajar, la alegría de pasar tiempo juntos, la práctica de la diferencia, la traducción, la incomprensión y la comunión.
La Leche de los Sueños no es una exposición sobre la pandemia, pero registra inevitablemente los trastornos de nuestra época. En tiempos como éste, como demuestra claramente la historia de la Bienal de Venecia, el arte y los artistas pueden ayudarnos a imaginar nuevos modos de convivencia e infinitas posibilidades de transformación."
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