TRIANA MACIEL // EVOLUCIÓN DEL ARTE AL FORMATO DIGITAL

Estos tiempos que estamos viviendo nos han forzado al cambio y han potencializado nuestra capacidad de adaptación, más de lo que nos hubiéramos imaginado. El arte, siendo uno de los sectores más afectados, ha tenido que evolucionar en tiempo record para luchar contra la extinción de salas, teatros, museos, escuelas y artistas en sí, y todas las profesiones que también dependen de el para subsistir. En mi caso, como bailaora de flamenco y directora de la Escuela de Danza Las Cabales, de la mano de Nino de los Reyes, Director artístico de la escuela y mi esposo, nos dimos a la tarea de investigar por el lado tecnológico el cómo para no parar de trabajar. Cuando nos dieron la noticia que todo tenía que cerrar, no perdimos tiempo en crear distintos métodos apoyados con la tecnología para intentar seguir adelante con nuestras clases y proyectos en puerta, pensando que no iba a durar mucho esta situación.

Visto lo visto, después de muchos intentos con videoclases y retroalimentaciones personalizadas, nos aventuramos a la clase online, la cual al principio fue una odisea. Creo que todos los maestros de danza podrán sentirse identificados cuando digo que tuvimos que aprender de la noche a la mañana una nueva metodología de enseñanza, y la manera para tener una clase online de calidad técnica. Esto que refiero es acerca de la docencia, pero también nos hemos enfrentado al reto de generar actuaciones, realizando distintos experimentos desde un tablao online en colaboración con gente de Estados Unidos -aquí entra la parte positiva de todo este proceso- hasta la creación de nuestros propios espectáculos digitales. Todos los cambios son buenos, y toda evolución nos hace aprender que no hay límites cuando de arte se habla. Hoy en día que estamos intentando reactivar todas las actividades, nos quedamos un formato que en lo personal nunca había experimentado ni como alumna, ni como profesora y mucho menos como bailaora. Podemos dar una clase presencial y a la vez tener compañeros de toda la República Mexicana, Estados Unidos, inclusive de Japón, abriendo nuestra comunidad a nivel mundial. Podemos tener el estreno de un espectáculo y no limitarnos a la capacidad de butacas de un teatro, pueden ver nuestro trabajo de todas partes del mundo y hacer colaboraciones con otros artistas en otros lugares.

En conclusión, todo esto nos ha abierto los ojos que la tecnología de ahora en adelante podemos incluirla en nuestros proyectos futuros, abriendo una nueva ventana en la difusión global de nuestro trabajo y así mismo, apreciar desde cualquier latitud el de otros artistas. Esta se ha vuelto una herramienta indispensable, y aunque esperamos que podamos volver pronto al calor de los escenarios, más que nunca podemos decir que para el arte no hay fronteras.

Ramón Jiménez Lobo